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6 maneras de ahorrar para la jubilación

Pensiones

Planes de pensiones individuales (PPI); planes de previsión de ahorro (PPA); planes individuales de ahorro sistemático (PIAS); unit link; seguros individuales de ahorro a largo plazo (SIALP) y seguros de vida son fórmulas para complementar la prestación de jubilación pública

Actualmente en España rige el sistema de reparto, esto es, la población que hoy esta empleada es la que financia, con sus aportaciones a la Seguridad Social, las pensiones de los que hoy están jubilados. Por tanto, los que hoy están empleados y cotizan a la Seguridad Social, han de ser conscientes de que nada de lo que aportan al Sistema tiene como finalidad financiar su jubilación; de la misma manera que hemos de conseguir extraer del argumentario de los ahora jubilados que las aportaciones que hicieron en su etapa de actividad laboral les otorgan derecho alguno sobre sus actuales pensiones de jubilación. El sistema de reparto se basa en un pacto de confianza intergeneracional mediante el cual los jóvenes (en sentido amplio, es decir, los que trabajan) contribuyen mediante sus cotizaciones para pagar las pensiones de los mayores (los jubilados).

No obstante, por mucho que el sistema haya funcionado hasta ahora, a pesar de crisis económicas, y demás vaivenes políticos, y de que el Estado, hasta la fecha, haya procurado por garantizar incluso de forma solemne (Pacto de Toledo), nuestro actual sistema de pensiones (con sus ventajas e inconvenientes), no hay que ignorar los peligros que sobre él subyacen: por un lado el incremento de la esperanza de vida, que de per sé no es un inconveniente, pero que se traduce en tensiones al alza de los costes en pensiones para las arcas de la seguridad social; y por otro la inversión de nuestra pirámide poblacional (que va viendo como cada año incrementa el número de personas jubiladas, a la vez que se produce una disminución de la población en edad de trabajar, y por tanto de cotizar). Esto por lo que respecta a los factores que influyen en la partida de gastos. Además, hay que tener en cuenta la tendencia a la baja, en los últimos años, de los salarios a la que se ha visto sometido el mercado laboral, que incide negativamente en la otra gran partida de nuestra ecuación, la de ingresos.

Por todo ello no resulta descabellado, para aquellos que aun vemos lejos la jubilación, empezar a plantearnos diversificar las fuentes de ingresos que tendremos en nuestra etapa pos laboral, diseñando para ello una alternativa complementaria e independiente de la prestación pública que se adapte a nuestras posibilidades de ahorro presentes con vistas a cubrir nuestras necesidades de ingresos futuras.

En la actualidad el mercado nos ofrece una amplia gama de productos destinados a ahorrar para nuestra jubilación y aunque los más conocidos sean los planes de pensiones, éstos no son el único instrumento existente, aunque si el más extendido. Los planes de pensiones individuales (PPI), los planes de previsión de ahorro (PPA), los planes individuales de ahorro sistemático (PIAS), los unit link, los seguros individuales de ahorro a largo plazo (SIALP) y los seguros de vida son otras alternativas que nos podemos plantear para materializar nuestro ahorro con vistas a la jubilación.

A parte de la rentabilidad y la liquidez, la fiscalidad es el otro factor fundamental a la hora de seleccionar nuestro vehículo óptimo de inversión de nuestros ahorros para nuestra vejez. En este sentido, podemos agrupar los productos de jubilación en dos categorías:

Ambos productos gozan de un tratamiento fiscal muy atractivo para las aportaciones: el contribuyente podrá reducirse la menor de las dos cantidades siguientes: el 30% de la suma de los rendimientos netos del trabajo y de actividades económicas percibidos individualmente en el ejercicio y 8.000 euros. Es decir, si tenemos una base imponible de 30.000 euros y aportamos en el ejercicio 5.000 euros a uno de estos productos, únicamente tributaremos por 25.000€.

Las prestaciones de los PPI y PPA tributan como rendimientos del trabajo, es decir al tipo marginal que va del 19% para rentas inferiores a 12.450€ al 45% para rentas que superan los 60.000€. Sin duda, este es el principal inconveniente de este instrumento.

Los PPA, a diferencia de los PPI, ofrecen al ahorro una rentabilidad garantizada. Por ello, es un instrumento muy adecuado para personas con perfil de riesgo conservador, que busquen un producto que les garantice un interés mínimo y que otorgue ventajas fiscales importantes en la vida activa.

En este caso el abanico es más amplio: seguros de vida-ahorro individuales, seguros de vida individuales a largo plazo (SIALP), planes individuales de ahorro sistemático (PIAS) y los seguros Unit Link.

En los contratos de seguros de ahorro vida las primas no tienen bonificación fiscal y los rendimientos generados durante el periodo de acumulación tributarán como rendimientos de capital mobiliario, a un tipo entre el 19% y el 23%.

Si optamos por cobrar la prestación en forma de capital, tributaremos por los rendimientos generados (diferencia entre el capital consolidado en el momento del rescate de la póliza y las primas abonadas). Si cobramos en forma de renta vitalicia o temporal tributaremos por los importes de las rentas percibidas, pero con una exención que puede llegar a ser hasta el 92%. En conclusión, los seguros gozan de un tratamiento fiscal de las prestaciones de jubilación muy ventajoso.

En el caso de un SIALP el tratamiento fiscal de las prestaciones todavía es más favorable porqué los rendimientos generados están exentos de tributación bajo dos condiciones: mantener la inversión un mínimo de 5 años y no superar los 5.000€ de aportación por persona y año. Para maximizar los beneficios de este producto de ahorro lo mejor es aportar el máximo permitido y aguantar los 5 años sin rescatar el dinero. Una vez ha pasado el plazo de 5 años, el inversor tiene la posibilidad de mantener el ahorro acumulado en otro SIALP sin obligación de tributar. Dicho de otro modo, el producto ofrece la posibilidad de alargar la vida del ahorro sin pasar por la caja de Hacienda.

Una persona que contrata un PIAS está exento de declarar los rendimientos generados siempre que sea para obtener una renta vitalicia. Para gozar de esta exención se requiere que desde la primera prima aportada haya transcurrido un mínimo de 5 años. Además, cuenta con una limitación anual de 8.000 euros y la aportación máxima total es de 240.000 euros. Un PIAS es un producto muy interesante para quien desee constituir una renta vitalicia.

Los unit linked s on seguros de vida que invierten en fondos de inversiones donde el tomador de la póliza asume el riesgo de inversión. Estos seguros ofrecen una cesta definida de fondos y otros activos expresamente designados en los contratos, por lo que el tomador puede decidir en cada momento donde invertir entre todos estos activos. Una ventaja que tiene este producto es que el tomador puede alterar la cartera de inversión sin repercusiones fiscales. Tienen la misma fiscalidad en cuanto aportaciones y prestaciones que los seguros de ahorro-vida. A diferencia de los SIALP y los PIAS no tienen límites de aportación.

En cualquier caso, es difícil decir qué producto es mejor para ahorrar para la jubilación. Cada persona tiene que valorar cuidadosamente la información y decidir qué instrumento se ajusta más a sus necesidades. Aconsejamos consultar un profesional para que nos asesore en la construcción y planificación de nuestra jubilación.