Tras la muerte de Hildegarde, superiora de la abadía de Crewe, las hermanas han de elegir a una nueva abadesa. Dos son las candidatas que optan a suceder a Hildegarde: Alexandra, subpriora hasta ese momento, una mujer de carácter fuerte, apasionada lectora de poesía (especialmente la de los metafísicos ingleses), devota del Divino Infante de Praga y convencida de que el fin siempre justifica los medios, y Felicity, de ideas nuevas y atrevidas y cuya máxima distracción es coser. Además de con el apoyo de dos acérrimas partidarias, Walburga y Mildred, Alexandra cuenta con una importante baza a su favor: gracias a un sofisticado sistema de escuchas que ha hecho instalar en el convento, está al tanto de todo lo que sucede en él.Publicada en 1974, La abadesa de Crewe es una muestra evidente del talento de Muriel Spark para no dejar indiferente a ningún lector y se puede leer como una corrosiva parodia del caso Watergate, que había estallado dos años antes y que obligó a dimitir a Richard Nixon.
Muriel Spark
Muriel Spark nació en Edimburgo en1918, de padre judío y madre anglicana. Como muchas mujeres artistas, tardó en encontrar su voz en medio de una vida de dificultades. Se casó muy joven, y siguió a su marido hasta África donde trabajó de profesora. Poco tiempo después, en 1944, se embarcó en un transporte de tropas y volvió a Londres, dejando atrás Rodesia (la actual Zimbabue), a su marido y a su hijo. En Londres desempeñó diversos oficios; el más sorprendente, el de colaboradora en una oficina de contraespionaje del Ministerio de Asuntos Exteriores. Su labor allí era difundir noticias falsas para confundir a los alemanes. Con el fin de la Segunda Guerra Mundial se consagra por completo a la escritura, atravesando duros periodos de los cuales encontramos eco en varias de sus novelas, que nos hablan de un tiempo de juventud en el cual la escritora pasó hambre. En principio escribe poesía y crítica literaria. Después algunas piezas teatrales para la radio, la biografía de varias figuras literarias del siglo XIX como Emily Brontë o Mary Shelley, y más de una veintena de novelas. Muriel escribía a mano, sin apenas correcciones y por un solo lado, en cuadernos especiales de espiral importados de su Escocia natal. Tras la publicación y éxito de sus primeras novelas, se traslada a Estados Unidos para escapar del medio literario británico que sentía que la oprimía. En 1979 abandona Nueva York con destino Italia. Allí vivirá hasta su muerte, en abril de 2006, en un pequeño pueblo de la Toscana, dejando una novela inacabada. Recibió premios y distinciones, entre ellos, el título de dama del Imperio Británico en 1993 y el Premio David Cohen de Literatura Británica, por el conjunto de su obra, en 1997, reconociendo así a la más brillante de las escritoras de posguerra de Gran Bretaña.
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